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sábado, 7 de julio de 2007

El Desorden


Cantarranas, la Plaza de Cantarranillas, siempre tuvo algo especial. Olor a derrota.
En el Alaska, snack bar, piano club, boite, sala de fiestas y lo que hiciera falta, la orquesta sindicada desde tiempos azules dio paso a la electrónica azul. Entre medias pasaron cosas; sardinas en vinagre del Cañas, dolores, fatigas, alegrías, conciertos de rock, tumultos a botellazos, fines de semana de gaupasa, conversaciones interminables a la luz de una farola, porros de Afganistán, cacheos contra la pared, los hermanos Bordini.

Languidecieron como pudieron músicos supervivientes, músicos trepas, músicos a secas o músicos a tiempo parcial; más o menos como la población en general.
En esa plazuela se cambiaron cromos, sellos, discos, tebeos, novelas, relojes, pirulas, condones y exprimidores. Artilugios de otros tiempos. Se compraban y vendían bicicletas, balones, revistas, canarios, monedas viejas, acerolas y barquillos. Todo empapado en el vino de las tabernas, el alcoholazo de los garitos, el humo de la fritanga, la megafonía precaria de los charlatanes que indefectiblemente, además de sus irrechazables ofertas, regalaban un bic de cuatro colores.
Luego, chino, chano, llegaron las pintadas, la policía, las potas de colores, la psiquiatrización de los disidentes, el gueto, la criminalización, la persecución, el cordón sanitario.

Llegó, también, que falta hacía, la diversión. Las calles adyacentes se sumaron a la fiesta antes de que llegara a la alcaldía la aleonada señorita Rottenmeier con la sana y natural intención de prohibir a la gente divertirse como salvajes sin decoro en vez de ir a los establecimientos hosteleros debidamente señalados, por las ordenanzas municipales, como aptos para el consumo público. Eso fue después, cuando la debacle.
En los amenes de los ochenta, en Cantarranas, el futuro no existía. Radio Caribú desapareció de los desvanes de la plaza. La lucha era a pie de calle. Una batalla contra nadie. Por el oxigeno. Por una cosa que entonces estaba muy de moda. Creo que lo llamaban libertad o algo así. Que emocionante ingenuidad. Hoy nos produce risa.

El puesto más avanzado de aquella ofensiva, inofensiva pero molesta, estaba en las narices mismas del enemigo. Pegandito al arzobispado Antonio plantó el Kaos. Aquello fue el terror. No solo Antonio, Javi y otros muchos que pasaron por aquella barra de combate se dedicaron a poner música subversiva y a hacer circular información inflamable impresa en camisetas sino que además tenían futbolín. Eso era más de lo que estaban dispuestos a permitir en el Vaticano. Cuando el Kaos ardió, después de años de singladura, no se encontró al culpable. Aún huele a incienso.

En ningún bar se formaron tantos grupos. Por allí pasaban a darle a los botellines y al palique Otxoa y sus huestes Kastigadoras, Redada, Parapléjicos, Acorazado Potemkin, Atake de Hemorroides y decenas de grupos más. Allí se fundó el CBR (colectivo de bandas de rock) posiblemente la mejor iniciativa cultural popular en decenios. Imperativo Legal, Baikal y Puagh fueron buque insignia de decenas de conciertos autogestionados. Hubo, por fin, un equipo de sonido colectivo. Todo un hito.
Aquella organización, casi perfecta, que llegó a tener en su órbita asociaciones cicloturistas, grupos de excursionistas (Sanabria mayormente), auténticos grupos de apoyo mutuo, aquel bareto de escasos cuarenta metros que puso patas arriba este valle pestilente, aquel prodigio de orden, fue banda sonora para la protesta más viva de una juventud ya entonces prematuramente asqueada de lo que se veía venir. La nada.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Fué lo mejor de lo mejor de lo mejorísimo. Mucho mejor que lo de antes y mucho mejor que lo de después.

Anónimo dijo...

pero la portada de ese disco de Imperativo es muy moderna... del 99 o por ahí, ¿no? lo suyo era la portada de los Puagh, la del vater potando o la del "se nos va la olla". diu yo.

Anónimo dijo...

¿ya no escribes mas?
yo, que no soy de aqui, encuentro harto interesante leer un punto de vista sobre lo que ocurria en Valladolid...

Anónimo dijo...

¿por que murio la CBR?

Kiko Garrido dijo...

...Acojonante,que sentimiento de haberlo vivido,que cerca me he sentido de vivir esos recuerdos otra vez...¡¡BRAVO!!

Anónimo dijo...

lo viviste, Kiko. En platea. Un abrazo.

Anónimo dijo...

Recuerde el alma dormida
avive el seso y despierte...